NUESTRA HISTORIA

Nuestras raíces provienen de la región del Maule, una hacienda ubicada en Requingua al poniente de Lontué, tierras que aún me recuerdan a mi tatarabuelo y su extremadura natal. Suelos de vocación vitivinícola, de terrones grandes, de olor a tierra mojada, donde su tozudez castiza lo llevó a plantar olivos, entre los cuales pasé mi infancia, jugando en los templados veranos.
 
Mi tatarabuela, doña misiá Delia, amante de la cocina y de la buena mesa, debió hacerse cargo tempranamente de las tareas que las costumbres de la época señalaban como impropias para una mujer de su posición, ya que, además de ocuparse de su numerosa prole, asumió la administración de la hacienda, debido a su prematura viudez.
 
Habiendo cumplido con creces, y cuando sus hijos dejaron el solar familiar, retomó su afición más querida, dedicándose, en la intimidad de su cocina, a experimentar con sus aceites y distintas hierbas aromáticas, hasta lograr la fusión perfecta, recetas que se conservaron hasta hoy como un patrimonio familiar